¿Estamos cansados de usar el tapaboca cada vez que salimos de casa? Muchas veces podemos tener la impresión de que la mayoría ya no lo utiliza, al menos en espacios abiertos. La pandemia de covid-19 comenzó en marzo de 2020 y nos impuso como costumbre cubrir parte de nuestro rostro para protegernos de la amenaza invisible del nuevo coronavirus. Más de dos años y medio después, cuando la vacunación ha alcanzado niveles óptimos en la mayoría de los países, la disposición de las personas para cumplir a rajatabla las recomendaciones de prevención quizás ya no es la misma. A comienzos de octubre de este año, el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, dijo que el final de la pandemia “está a la vista”, pero que todavía queda camino por recorrer.
Lo cierto es que, según especialistas, nadie puede establecer con exactitud el fin de una pandemia. De hecho, cuando nos referimos aquí tal momento, en realidad estamos hablando del final de la emergencia global por el actual brote de enfermedad por coronavirus (covid-19), que es la nomenclatura utilizada por la OMS.
De acuerdo a un artículo publicado en diciembre de 2021 por el British Medical Journal (BMJ), firmado por David Robertson y Peter Doshi, “no existe una definición universal de los parámetros epidemiológicos del fin de una pandemia”. Es decir, existen varios indicadores, como el número de muertes, número de nuevos casos positivos informados, prevalencia, pero ninguno de ellos cuenta con una cifra establecida que denote una línea de llegada. Otro artículo, publicado en la revista Andes Pediátrica (Sociedad Chilena de Pediatría) en julio de 2022 y firmado por Jaime Rodríguez, señala cuatro elementos que podrían indicar el término biológico de una pandemia: 1- Se alcanza la inmunidad de rebaño; 2- Cambios ambientales interrumpen la transmisión del patógeno; 3- El microorganismo pierde virulencia; 4- Se desarrollan vacunas y tratamientos efectivos.
La OMS reúne trimestralmente a un consejo de especialistas que analizan los datos y las capacidades para atender el brote en distintas regiones del orbe y emiten un juicio sobre la situación. La OMS no anunciará que el virus habrá desaparecido, pero eventualmente podría informar cuando la “emergencia global” haya pasado.
Los dos artículos citados mencionan también el “componente social” que interviene en la consideración sobre el fin de la pandemia. Se trata del relajamiento progresivo de las medidas especiales tomadas para prevenir los contagios: confinamientos, uso de mascarillas, exigencia de tests, entre otros. El texto de Jaime Rodríguez sostiene que, a medida que la situación mejora, las noticias de alerta circulan mucho menos:
“Es probable que dejemos de hablar de la pandemia antes que esta termine. Una posibilidad es que la pandemia pueda terminar socialmente antes que desde el punto de vista médico-epidemiológico. Al no existir comunicación de riesgo la dejamos de percibir como una amenaza REAL”.
Por su parte, el artículo de Robertson y Doshi expone que “las pandemias, al menos las pandemias virales respiratorias, simplemente no terminan de una manera que se pueda mostrar en tableros de datos. Lejos de un ‘final’ dramático, las pandemias se desvanecen gradualmente a medida que la sociedad se adapta a vivir con el nuevo agente de la enfermedad y la vida social vuelve a la normalidad”.
En este escenario, decidimos consultar a nuestra audiencia acerca de sus expectativas sobre cuándo la OMS podría anunciar que la emergencia pandémica ha terminado y también sobre la conducta que mantenemos actualmente respecto al uso del tapaboca. De esta manera nos podemos aproximar al sentimiento social sobre la pandemia en Venezuela, cuando faltan apenas cuatro meses para que se cumplan los tres años de la noticia que cambió nuestras vidas.
Publicamos un sondeo digital en ultimasnoticias.com.ve y nuestras redes sociales y entre el lunes 24 y el jueves 27 de octubre participaron 1.465 personas. Los resultados fueron los siguientes.
Muy pronto o muy tarde
El pronóstico de la audiencia sobre el momento en que la OMS podría anunciar el fin de la emergencia por el brote de covid-19 resultó dividido. 27,4% piensa que tal cosa ocurrirá más allá del año 2024. Mientras tanto, un sector un poco menor espera que el preciado anuncio tenga lugar a comienzos del 2023. Otro 21% lo ve más bien para mediados del próximo año, 14,8% ubica sus esperanzas a finales de 2023 y, por último, un 12,7% cree que será durante 2024.
Si sumamos segmentos podemos hacer lecturas interesantes de estos resultados. Entre quienes esperan el fin de la pandemia para comienzos y para mediados de 2023, tenemos que 45,1% pronostica que el mundo saldrá de la emergencia por covid-19 en el primer semestre del próximo año. Esto coincidiría felizmente con la auspiciosa frase del director de la OMS al sentenciar que ese momento está “a la vista”. Si a este grupo le sumamos a quienes hicieron su proyección para finales de 2023 obtenemos que prácticamente 60% de la población siente que dentro de un año ya habremos superado la pandemia. El 40% restante podría ser catalogado como “menos optimista”, ya que no espera que la situación mejore sustancialmente sino hasta el año 2024 y más allá.
“No siempre”
Ahora, volvamos al presente para conocer cuál es el comportamiento de nuestra gente con respecto a una de las medidas icónicas de la pandemia, quizás la que más nos impactó corporalmente, además del confinamiento. Le pedimos a los participantes de nuestra encuesta que dijeran si actualmente utilizan el tapaboca o mascarilla en todo momento cuando salen fuera de su casa. Este es el requerimiento que las autoridades han hecho en nuestro país como parte de los esfuerzos colectivos para cuidar la salud de la población. Sin embargo, todos estaremos de acuerdo en que muchas veces en las calles se puede observar a una importante cantidad de personas que no llevan la mascarilla cubriendo boca y nariz, como se ha especificado en los requerimientos sanitarios establecidos. Definimos como opciones de respuesta cuatro expresiones que ilustran distintas conductas que se pueden apreciar entre las personas en el día a día: 1- “Sí, lo uso en todo momento”; 2- “Me lo pongo, pero me lo quito por ratos”; 3- “No lo uso en espacios abiertos, pero sí en lugares cerrados”; 4- “No, ya no me lo pongo”.
Los resultados arrojaron una interesante distribución:
El sector más numeroso, con 35,4%, reúne a quienes afirman que no usan la mascarilla en espacios abiertos, solo la utilizan al encontrarse en lugares cerrados. Con esto se hace referencia a lugares de trabajo, locales comerciales y cualquier tipo de edificación que no sea el hogar, ya que la pregunta demandaba el comportamiento “fuera de casa”.
Luego viene el grupo que afirma usar correctamente el tapaboca “en todo momento”, valga acotar, tanto en espacios abiertos como cerrados. Hablamos de 31,1% del total de los participantes. Luego viene un 20,5% que confesó que, si bien anda siempre con su tapaboca, la verdad es que se lo pone un ratico y otro rato se lo quita.
Por último, están los que declararon directamente que ya no usan tapaboca en ningún momento. Fueron 13% del total.
Tenemos, entonces, que los que cumplen cabalmente con la norma de prevención son más del doble de quienes se niegan a hacerlo. Pero, también podemos señalar que casi 56%, es decir, la mayoría, cumple parcialmente con la norma. Muestran un comportamiento irregular con respecto al uso del tapaboca, algo como “a veces sí, a veces no”.
La diversidad es norma
Pero no hay que ser tan duros en la lectura de estos datos. De hecho, si hacemos un panorama de las regulaciones estatales sobre el uso de mascarillas en los países de nuestra región, podemos ver que en el momento actual hay distintas modalidades sobre el mismo asunto. Realizamos una investigación en internet, con base en información de medios de comunicación de cada país de América Latina y el Caribe, para determinar cuál es la regulación vigente al día de hoy, octubre de 2022, sobre el uso de tapabocas. Reunimos los hallazgos en una tabla, agrupados en cuatro categorías.
La primera categoría es la de los países donde el uso de tapaboca todavía es obligatorio. Allí se encuentra Venezuela junto a Honduras, Guyana y Surinam, para un total de cuatro casos. Luego tenemos los países donde la mascarilla es opcional en espacios abiertos, es decir, las personas no están obligadas a usarla al aire libre, pero sí en espacios cerrados: es el caso de Bolivia y Haití, solo dos casos. En tercer lugar, están los países en los que el uso del tapaboca está restringido a espacios concretos como los centros de salud escuelas y el transporte público. Aquí encontramos un grupo de 10 países: Colombia, Guatemala, Costa Rica, Panamá, Chile, Uruguay, Cuba, Puerto Rico, Bahamas y Martinica. En cuarto lugar, tenemos la categoría que reúne actualmente al mayor número de países de la región: esos donde la obligación del uso del tapaboca fue levantada por completo. Son en total, 18: República Dominicana, Brasil, Argentina, Paraguay, Belice, Nicaragua, El Salvador, Perú, Ecuador, México, Trinidad y Tobago, Antigua y Barbuda, Granada, Guadalupe, Santa Lucía, San Vicente y Las Granadinas, Barbados y Jamaica.
Podemos ver que un poco más de la mitad de los países de América Latina y el Caribe (52,9%) han eliminado la obligatoriedad del uso del tapaboca. Tenemos luego un grupo que corresponde al 29,4% donde se mantiene la norma en espacios puntuales. Solo en 11,4% de la región la mascarilla es obligatoria y en 5,9% su uso es opcional en espacios abiertos y obligatorio en espacios cerrados.
Los datos nos dicen que el comportamiento social ha avanzado de manera importante hacia la flexibilización del régimen especial que impuso la emergencia por el brote de covid-19. Hay que prestar mucha atención a los anuncios de las autoridades, desde la OMS, que monitorea la situación a escala planetaria, hasta el gobierno de cada país, quien finalmente tiene la autoridad y la legitimidad para definir los parámetros de seguridad sanitaria que se deben cumplir.
Prevalece lo económico antes que la salud