La política injerencista y hegemónica del Gobierno de EEUU constituye un factor decisivo que impulsa todo un movimiento de las economías emergentes -encabezados por los Brics- hacia la construcción de una nueva gobernanza mundial.
El conflicto bélico entre Rusia y Ucrania -Otan, EEUU y la Unión Europea- ha desatado una turbulencia en el mercado energético, que ha impactado el precio hacia el alza trastocando las relaciones comerciales de los mercados europeos, asiáticos y norteamericano.
En este contexto, Venezuela, al ser la principal reserva de petróleo del mundo, se posiciona en la geopolítica mundial como un país de gran importancia, al punto que, está obligando al Gobierno de los EEUU a replantear su política de bloqueo hacia el país, la cual se ha flexibilizado permitiendo que la empresa Chevron cuente con una benevolente autorización para llevar petróleo hacia el mercado norteamericano ante la incertidumbre del mercado euroasiático.
La visita del presidente Maduro a China consolida una gran victoria política como resultado de una acertada política internacional para estrechar relaciones con las economías emergentes, con el Sur Global que -históricamente- ha sido marginado y subordinado al centro de poder desarrollado. La relación entre estas dos naciones -y el bloque de los Brics- abre un camino para que la economía venezolana pueda acceder a bienes de consumo intermedio y bienes de capital necesarios para recuperar e impulsar las capacidades productivas, con el objeto de satisfacer la demanda interna y en paralelo incentivar y promover exportaciones -petroleras y no petroleras- hacia mercados aliados.
La falacia de afectar a todo un país bajo la mampara de la violación de derechos humanos y la democracia se cae por sí solo. El grueso de la población -oficialista y oposición- coinciden en la imperiosa necesidad de restituir la normalidad para atender el drama social que ha causado la política de las medidas coercitivas bajo la mirada cómplice de todos los actores -nacionales e internacionales- que se han prestado para atacar a nuestro país.
El reto que nos ocupa es fortalecer y promover grandes alianzas con el bloque de economías emergentes, en aras de garantizar inversiones productivas que aseguren capacidades científico-técnicas y tecnológicas que se traduzcan en ventajas competitivas y soberanía productiva garantizando la consolidación del nuevo modelo productivo post-petrolero.