Mientras Europa sufre índices inflacionarios sin precedentes a raíz de sus restricciones a los combustibles rusos, junto al encarecimiento de toda la cadena de distribución por el bloqueo general a productos de la nación eslava, esto bajo el argumento de la guerra en Ucrania, Estados Unidos prevé para enero la Ley de Reducción de la Inflación que atraería a las llamadas empresas ‘verdes’ a suelo norteamericano, mismas que saldrían de suelo europeo en busca de un mejor plan arancelario y que, además, ya redujeron sus operaciones del lado este del Atlántico por la crisis.
En otras palabras, la que parece una firme alianza de los atlánticos contra Rusia en términos militares, se percibe menos robusta a la hora de enfrentar en conjunto los costos sociales y económicos de la guerra; incluso pareciera desleal cuando el Gobierno del presidente estadounidense, Jeseph Biden, prevé atraer con subsidios a los inversores que se alejan de Europa.
Analistas estiman que la respuesta europea será proporcional, es decir, una guerra de aranceles para ver dónde se queda la inversión de industrias como la de automóviles eléctricos que ya huyen de países como Alemania y Francia por el alto costo de sus operaciones encarecidas por el aumento desproporcionado de la energía; ahora que el grifo ruso fue cerrado a petición de la misma Bruselas; sede de los Poderes de la UE.
La situación, que se percibe como una ganancia del mercado norteamericanos en detrimento de la economía europea, se sumaría al hecho que, a todas luces, Europa es la más golpeada luego de tomar; de cara al que se prevé como uno de los inviernos más gélidos de la historia, medidas económicas contra el gas y el petróleo rusos (baratos) que llegaban por tuberías y ahora consumen gas licuado y petróleo de esquisto estadounidenses (mucho más costosos) que se trasportan por buques, y en el caso del gas debe volverse a procesar antes de ser consumido. Vale destacar que el gas ruso no significaba sólo una fuente de energía para Europa, sino también una materia prima para la producción de varias industrias que se basan en polímeros de hidrocarburos.
Y es que en definitiva los costes de las medidas antirrusas afectan mucho más a los europeos que a los norteamericanos, y es que son los bolsillos de ciudadanos europeos los que pagan toda la lenta operación mientras se llenan los bolsillos de las empresas estadounidenss que extraen, licúan, cargan y trasladan el gas que antes llegaba rápidamente a través del gasoducto Nord Stram; ahora inoperante luego de lo que, según apuntan las investigaciones, fue un sabotaje.
La mencionada Ley, firmada en agosto por Biden en EEUU, y que entraría en vigor el primero de enero próximo, plantea un cambio fiscal que bajo la excusa de combatir el cambio climático dará un subsidio sin precedentes; de aproximadamente 370.000 millones de dólares en 10 años, a la creciente industria automotriz eléctrica, entre otras medidas de corte sanitario para limitar los costos de los medicamentos y extensión de subsidios otorgados a unos 13 millones de estadounidenses durante la pandemia por covid-19.
En tal sentido, Político.ue refiere que Alemania evalúa romper tabú de subsidios para evitar guerra comercial con Biden y agrega que a menos de seis semanas de que “EEUU implemente subsidios industriales masivos”, crece “el impulso en Berlín para que Europa haga lo mismo”, es decir, presente un plan masivo de subsidios que evite que las automotrices migren de Francia y Alemania a EEUU, lo que empeoraría la crisis económica europea que está al borde de la recesión.
El medio europeo asegura que sus fuentes hablan de posible “enfrentamiento comercial transatlántico por las industrias verdes” y de que “los alemanes están frustrados porque Washington no está ofreciendo un acuerdo de paz (frente a la inminente guerra comercial) y están considerando cada vez más una respuesta que rompa el tabú: los subsidios europeos”; que sería la declaración de guerra que los devolvería a los tiempos de la discordia entre Washington y Bruselas cuando la Casa Blanca era habitada por Donald Trump, al que acusaban de proteccionista extremo y de trastocar la economía mundial con su guerra económica y arancelaria contra el resto del mundo. Dicha guerra, el medio la recuerda como “las batallas arancelarias de ojo por ojo de la era del expresidente estadounidense Donald Trump.”
“El momento de esta medida proteccionista difícilmente podría ser peor, ya que Alemania está en pánico porque varias de sus principales empresas, en parte impulsadas por los aumentos en los costos de energía… están cerrando operaciones nacionales para invertir en otros lugares”, señala Político.ue y agrega que “lo último que necesita Berlín es aún más estímulo para que las empresas abandonen Europa”.
El medio europeo cita palabras del presidente del Comité de comercio del Parlamento europeo, Bernd Lange, quien advirtió agregando que “sólo quedan unas pocas semanas” y “una vez que la ley (que ya firmó Biden) se encuentre en vigor, será demasiado tarde para la búsqueda de algún cambio”.
Demanda ante la OMC por el desinterés de EEUU
El presidente del Legislativo europeo, citado por Político.ue habría señalado la posibilidad de una demanda de Bruselas contra Washington ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) y que los comunitarios impongan restricciones arancelarias a productos estadounidenses, un panorama nada cooperativo por lo visto, y menos en medio de una guerra, a todas luces impulsada principalmente desde la Casa Blanca. Un conflicto armado donde los más afectados son los europeos, esto en términos energéticos, económicos, geopolíticos e incluso sanitarios si se prevé un crudo invierno y poca energía para enfrentarlo, a lo que se sumaría un panorama comercial adverso si se entorpece el intercambio trasatlántico.
Político.ue asegura también que “el tiempo corre para una tregua con Biden que parece cada vez más improbable” y refiere que según “dijo la Comisión Europea a los países de la UE esta semana”, los recientes intentos de un grupo de trabajo especial entre EEUU y la UE para abordar las preocupaciones de los comunitarios “la UE han encontraron “poco entusiasmo por la parte estadounidense para enmendar la controvertida legislación.
“Lange dijo que Bruselas también podría contraatacar lo que considera subsidios discriminatorios de EEUU mediante la imposición de aranceles punitivos. Las advertencias de una guerra comercial ya están eclipsando el período previo a una reunión de alto nivel entre la UE y EEUU en Washington el 5 de diciembre”, explica el artículo de Plítico.ue y luego señala que desde Berlín, el canciller alemán Olaf Scholz intenta evitar la confrontación comercial trasatlántica esgrimiendo el argumento, muy común en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan) de que todos son democracias afines y que los enemigos a vencer son Rusia y China.
El medio europeo reseñó al respecto que “a principios de este mes, el gobierno de Scholz hizo una propuesta a Washington al sugerir que se podría negociar un nuevo acuerdo comercial entre la UE y EE. UU. para resolver las diferencias, pero esa propuesta fue rápidamente rechazada“.
Respecto a que la UE aplique su propia ley que evite la migración de los capitales, especialmente en industrias tan movidas como la de los carros eléctricos, señala el artículo que “hay simpatizantes del enfoque de los subsidios en Bruselas, y funcionarios del Ejecutivo de la UE dicen que el poderoso comisario de Mercado Interior, Thierry Breton, es uno de los principales defensores”.
“Breton ya aboga por un “Fondo Europeo de Solidaridad” que ayude a “movilizar la financiación necesaria” para reforzar la autonomía europea en sectores clave como las baterías, los semiconductores o el hidrógeno. El apoyo de Alemania podría ayudar a Breton a ganar la delantera en las discusiones estratégicas internas de la UE sobre el más cauteloso Comisario de Comercio, Valdis Dombrovskis”, dice el medio.
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