El producto más valioso es el petróleo, tal como está, sin nada agregado, pues todo aquello que se le añada como valor de exportación no corresponde a la escala de civilización industrial que tenemos. Lo que vamos a lograr es encarecer el producto y ganar en definitiva menos. Esa es la experiencia actual y pasada.
La aseveración es de por Juan Pablo Pérez Alfonzo, fundador de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, en la entrevista concedida en 1976 al periodista Iván Loscher, plasmada en el libro titulado Alternativas.
Explicaba el autor del texto El excremento del Diablo que “Cada barril de petróleo crudo exportado produce más por unidad al país, que el barril transformado en varios productos petroquímicos, porque todos los procesos de desdoblar el crudo reclaman una tecnología mal asimilada por nosotros, fuera de que, en principio, cuando usted tiene una materia prima que en su totalidad es usada por el consumidor, en este caso un país, es preferible enviársela para que sea el mismo consumidor el que la descomponga según sus necesidades, y no enviársela ya preparada”.
De inmediato Loscher le pregunta al autor del Pentágono Petrolero: “¿La petroquímica no debería entonces emplearse en la elaboración de productos de exportación?
A lo que responde quien fuera profesor de la UCV y ministro de Minas e Hidrocarburos entre 1959 y 1963: “Descartada más que las refinerías. La petroquímica no da pie con bola. En septiembre de 1975, con ocasión de dar unas declaraciones a la prensa, dije que ¿cómo nos poníamos a jugar con petroquímica en El Tablazo, si todavía no podíamos manejar Morón?.
Ivan Loscher: La dependencia tecnológica es total
PA: ¡Total! Por lo tanto, resulta artificial. Pero aún cuando no discutiéramos eso, sino que partiéramos de suponer que contamos con una petroquímica íntegra, sin traer gente de afuera, técnicos, especialistas, esta petroquímica desaparece, se oxida, como se está oxidando, por falta de mantenimiento.
IL: ¿Y para abastecimiento propio?
PA: Pudiera ser y para productos de primera descomposición. No toda la escala. Sino una petroquímica similar a estas refinerías nuestras, primarias. Para llenar huecos de algunos mercados, pues estos no están totalmente balanceados. Siempre con miras a satisfacer los desequilibrios propios del mercado petrolero. La petroquímica es una ciencia muy compleja que surge en los países poseedores de toda una serie de ciencias complementarias entre sí, que no existen aquí. ¿Por qué depender en extremo de ellas, si nosotros no sabemos nada de eso? No basta con mandar a “fabricar” científicos petroquímicos a otras partes, pensando que ahí está la gran solución. Nuestro problema es que siempre pensamos que con dinero se resuelve todo.
IL: Nosotros pagamos productos petroleros a precios subsidiados ¿Cree UD que deberíamos pagarlos a precio internacional?
PA: Yo creo que sí, porque el precio internacional de los derivados petroleros significa el nivel fijado por los consumidores mundiales. No se justifica que nosotros mantengamos el consumo de un recurso agotable a precios más bajos. Deberíamos moderar nuestro consumo de privilegiados y esta es una forma de hacerlo.