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Subterfugios

En 2009 Manuel Antonio Zelaya, presidente electo de Honduras, sufrió una de las peores arbitrariedades organizadas por el Big Brother, cuando soldados armados llegaron a su casa y se lo llevaron preso. Era una nueva modalidad de golpe de Estado, sin tener que argumentar nada. No como en tiempos de Jacobo Árbenz en Guatemala, quien en 1954 fue depuesto y se fabricaron una serie de argumentos para su destitución.

En 2012, la destitución de Fernando Lugo en Paraguay también fue una nueva modalidad. Farsantes y mercenarios del Congreso lo destituyeron bajo argumentos fútiles y estólidos que no tenían ningún peso. Era sustituido por un personaje que estaba incluido en las listas de la DEA como narcotraficante, Federico Franco. Paraguay se convertía en el segundo narcoestado de la región después de Colombia.

En 2016, la destitución de Dilma Rousseff en Brasil fue un subterfugio también distinto, pues esta vez se estaba haciendo por vía de la Corte Suprema de Justicia de ese país. Fue sustituida por Michel Temer, un oscuro y traidor personaje que no solo cerró los ojos ante la barbarie que se estaba cometiendo, sino que aceptó el cargo de presidente provisional. Es de manera indirecta responsable de la llegada de Jair Bolsonaro, quien sometió ese país a la involución.
A ocho meses de su estadía en el poder, Gustavo Petro ha reiterado que se está planeando un golpe de Estado en su contra y que la oligarquía y los medios de comunicación viene planeando no solo conspiraciones, sino sabotajes a los planes del gobierno. Además de una campaña feroz, racista, vejadora, despreciativa y sostenida contra la vicepresidente Tania Márquez.

No le gusta al enemigo, la muy despreciable y rancia oligarquía de Colombia, sus fuerzas armadas y sus ejércitos de paramilitares, que Petro venga exponiendo planes de gobierno concretos y precisos, que en principio ahondan en dar cabida a pequeños modelos económicos que saquen al pueblo de sus miserias; y al mismo tiempo, exponiendo ideas y proyectos que conduzcan no solo a la ideologización de las nuevas generaciones de colombianos, sino a encontrar un debate en bien del país.

Petro está demostrando que es todo un estadista, políticamente formado, culto, inteligente y profundamente preocupado por la reunificación de Colombia y la reconstrucción del Estado. No pareciera que tendrá tiempo, más bien que lo dejarán gobernar. Ojalá y me equivoque.

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