Un domingo cualquiera, en el Mercado de Coche, yacía moribunda una pobre perrita sin nombre ni dueño. Tenía más de un mes enferma y nadie hacía nada por ella; trataba de sobrevivir como tantas mascotas en las calles de Caracas en situación de mengua.
Un día, una señora y su esposo se les arrugó el corazón y le tomaron una fotografía y difundieron su caso entre los proteccionistas. Tres días después se logró rescatar. Fue atendida en una clínica veterinaria privada, donde prestaron su colaboración a una fundación que apadrinó esta emergencia.
Para este momento, la bebita perruna se le da un nombre y se llama Canelita. Estaba muy grave, al borde de la muerte.
Actualmente, su corazón está enfermo y como consecuencia tiene cistitis, por lo que su abdomen se llenó de líquido, lo cual le impide comer e incluso moverse. Después de dos días hospitalizada, fue dada de alta con un tratamiento sumamente costoso y riguroso, tratamiento que fue asumido por su hogar temporal.
Hoy Canelita está mejor, pero no ha sanado del todo. Gracias a unos corazones nobles ya no vive en la calle; ella no murió. Esta es una peluda de las que se han salvado de la calle, a la que no volverá jamás; tiene el calor de una familia y el amor de una manada.
Son tantas las enfermedades y peligros que una mascota, bien sea perro o gato, sufren en las calles. Están expuestos al maltrato de aquellos que les pegan por buscar comida o simplemente porque les molestan la presencia de animalitos.
Es importante que se trate mejor a estos pequeños. Si se ve a un animal enfermo en la calle no hay que abandonarlo, se les debe prestar ayuda.