Recuerdo que era el 2016 y yo tenía una perrita que llegó a la urbanización. Era muy dulce pero estaba fea, le faltaba pelo y despedía un olor muy desagradable.
Para evitar que la botaran, porque ya los vecinos estaban con esa actitud, la llevé al veterinario y le mandó tratamiento, se curó rapidito.
Ella se portaba demasiado bien, pobrecita, era demasiado buena para lo que le había tocado vivir y muy cariñosa, confiaba mucho en los humanos, niños, adultos, nunca estuvo a la defensiva.
Así fue como la adoptamos y era la niña consentida de la casa, todo aquel que nos visitaba, se enamoraba de ella. Hasta al que no le gustaban los perros, caía rendido ante su dulzura.
Esta parte de la historia, fue una pesadilla para la familia, pero gracias a su actitud amorosa, amigable y tierna, podemos contarla con un toque alegre.
Estábamos todos en casa (mi mamá, mi papá, mis dos primos, mi abuela y yo). Alrededor de las 10pm, sentimos que alguien entra y supuse que era mi hermano, pero era raro, porque él había dicho que llegaría bastante tarde.
Estábamos en esas conversas familiares en la cocina y Regina, así le bautizamos a mi perrita, no ladró, pero como era costumbre para ella, recibir con alegría y un bailecito de correr de un lado al otro, nos quedamos tranquilos.
De pronto, entraron 3 hombre con armas, nos apuntaban con sus armas, fue una situación horrible, mi abuela estaba muy asustada y mi mamá empezó a llorar. Regina, solo movía la cola alrededor de ellos.
Nos amarraron y amordazaron, me llevaron a recorrer los cuartos, para darles las cosas de valor. Regina, siempre estuvo a mi lado y los hombres preguntaban donde estaban las cosas, ella creería que eran mis amigos. Pero no.
Estuvieron después en la cocina, allí tuve que cocinarles. Les saqué comida de la despensa y la preparé en unos bolsos para que se llevaran los paquetes de la despensa. Regina, jugaba con ellos. Era tan absurdo. En mi cabeza decía: ¡Ella debería defendernos!
Comieron, hasta que se cansaron, le dieron comida a Regina, de la que ellos estaban comiendo, era como un mundo paralelo. Yo cocinando, sirviendo, mi familia encerrada y Regina, un amor con ellos.
Cuando estaban recogiendo para irse, los ladrones estaban fascinados con Regina, por un momento dije: “Se la van a robar” y ya tenía miedo de que se antojaran.
Finalmente, me ataron a una silla, llegaron a la puerta y Regina fue a despedirlos a la puerta, todos, los tres, se despidieron de Regina, la besaban y le dijeron: “Pórtate bien Regina eres muy bella” y me amenazaron a lo lejos con el arma diciendo: “Menos mal que la perra es así, porque si no, la fuéramos (SIC) matado”. Cerraron la puerta y se fueron.
Allí me explotó el estrés, la impotencia, la rabia y hasta un resentimiento con Regina, que vino muy alegre a saludarme, porque yo era quien estaba afuera, todos estaban en encerrados.
Lloré y ella junto a mi. Entendí que ella confiaba en los humanos, creía en la bondad que hay en la gente y su inocencia se ganó el corazón de esos ladrones. Lloré mucho y ella me consoló.
Regina fue una excelente perrita, era mucho más amable de lo que los humanos merecemos. Pero eso la mantuvo con vida y además enamoró a los ladrones, esa Regina se robó muchos corazones.
Casi no tengo fotos de ella, porque además me robaron el celular y al poco tiempo ella se comió algo que le hizo daño y no se recuperó.
Pero lo bonito, es que siento que ella se ganába el corazón de todos, uno podía estar bravo con ella o molesto por algo, ella simplemente, aliviaba esa carga emocional y te limpiaba de esos sentimientos, que tanto daño hacen.
Regina, estaba llena de amor, conoció la bondad y ella, era puro amor. Hoy contamos eso en casa y nos reimos, pero estuvimos un par de semanas en conflicto, hasta que entendimos que ella solo sabía amar.
Gracias Regina, como la cocina de la abuela, Regina, mi Regina hermosa, siempre, te recordaré con una sonrisa. Gracias mi Regina.